La elección de carrera es un proceso individual, complejo en la medida en que no se tenga aún una convicción, pero que debe hacerse sin prisas, pues implica búsqueda de información, actualización y reflexión en torno al campo laboral y el proyecto de vida, así como de apoyo de un orientador profesional para elegir adecuadamente y no tomar una decisión apresurada o errónea.
Al ofrecer la charla “Cuando me atraen dos carreras: ¿cómo analizo las salidas profesionales?”, Sara Cruz Velasco, de la Dirección General de Orientación y Atención Educativa (DGOAE), hizo una serie de recomendaciones a los estudiantes que están en ese punto de elegir carrera, en especial a aquellos que tienen dos opciones o más, a fin de que las salidas profesionales les ayuden con su decisión.
La selección de carrera es compleja, dijo, porque si bien para algunos es momento de mucho disfrute, porque desde temprana edad ya tienen idea de lo que van a estudiar y están convencidos, otros tienen varias opciones y algunos más, aparentemente, no tienen ni idea, “y digo en apariencia porque todos tenemos idea de qué nos gusta, qué se nos facilita o qué nos apasiona”.
La decisión de que estudiar no es un proceso fácil, requiere tiempo, porque implica reflexión, búsqueda de información y actualización y, en algunos casos, el apoyo de un profesionista, un orientador educativo que existe en todas las escuelas.
Elegir una carrera, continuó, es una decisión que permite encaminar los estudios hacia una profesión que será una actividad que se realizará de manera constante en el futuro y la posibilidad de entrar a un campo laboral para poner en práctica los conocimientos adquiridos.
Cuando se habla de salida laboral, explicó, se refiere a la posibilidad de desempeñarse en un área o rubro determinado; “hoy nos referimos a una dimensión laboral, porque a veces incluso no hay un campo y llega alguien a abrirlo, eso es muy interesante, porque abre funciones que quizá no estaban contempladas en un lugar, enriquece y va creando un campo laboral para esa profesión”.
Recordó que varios de sus colegas han tenido la oportunidad de desarrollar y compartir elementos que han practicado y enriquecido a los orientadores educativos de la UNAM, que parten del conocimiento de uno mismo, informarse sobre las 132 carreras de la Universidad, revisar los campos ocupacionales, cuáles son las particularidades de la carrera, su plan de estudios, que los lleve a la reflexión y constante análisis, que les permita valorar los empleos al elegir.
Luego de advertir que hay una serie de mitos que pueden llevar a una decisión no adecuada (desde cerrarse a opciones porque ya decidieron qué estudiar desde la secundaria, pensar que hasta que cursen la carrera sabrán si les gusta o que se busque lo más fácil, aunque no les apasione), acotó que las pruebas vocaciones arrojan información importante, “pero no podemos confiarles algo que requiere reflexión”.
La elección es personal, implica un compromiso de cada alumno y no es un camino mecánico, “la vida tiene escenarios que no contemplamos y eso enriquece nuestra formación”, aseguró.
Cuando les atraen dos carreras, precisó, hay que consultar el plan de estudios, qué materias cursarán en los primeros semestres, por lo general son teóricos y después hay una especialización y profundización del conocimiento, “son nociones necesarias para introducirlos a la carrera y llegar a una formación terminal; además, se tiene que considerar el campo ocupacional, conocer las instalaciones, considerar aspectos económicos y las profesiones en que los alumnos consideran que pueden realizarse”.
De ahí la importancia de conocer los campos ocupacionales y buscar satisfacción y pasión por lo que decidan, dado que “la carrera es un medio y punto de partida para sentirnos realizados, pero no es el fin, si alguien se equivoca es necesario cambiar, háganlo, no se sientan frustrados; no se queden en algo que no les apasiona, créanme que les va a servir lo que ya cursaron en la carrera que dejarán, esa riqueza que llevan les va a ser útil”.
Lo importante es hacer una buena elección porque, al final, es con lo que van a vivir. La profesión es un elemento fundamental para sentirnos realizados a nivel personal y para ser felices en lo que hacemos, que es parte importante de ir construyendo un proyecto de vida en el que después también habrá otras cosas que los lleven a ser felices, como formar una familia.
