Del trifosfato de adenosina se libera energía

Fuerza y músculo

Del trifosfato de adenosina se libera energía

Fuerza y músculo
Del trifosfato de adenosina se libera energía

El ejercicio físico sistematizado es una actividad que debe individualizarse, es decir, se debe considerar de forma cuidadosa el estado de salud de cada persona, su condición física previa, la medicación, factores de riesgo cardiovasculares y ortopédicos, preferencias individuales y objetivos específicos del programa de entrenamiento propuesto.

Sin embargo, no sólo debe atenderse a la mejoría del estado cardio-respiratorio, pues también es necesario mantener o mejorar la fuerza y la resistencia muscular que capacitará a los individuos para efectuar tareas con un menor estrés fisiológico y ayudará a mantener la independencia funcional en sus actividades de la vida diaria.

El movimiento es una característica esencial de los organismos vivos y ello es posible gracias a la existencia de una serie de mecanismos contráctiles capaces de transformar la energía química en trabajo mecánico.

El mecanismo contráctil del músculo esquelético de los vertebrados es el mejor conocido, liberándose del trifosfato de adenosina (ATP) la energía necesaria para la producción de fuerza y acortamiento de la fibra muscular.

El ATP es la única forma de energía química que puede ser convertida en energía mecánica utilizada por las células vivas. La energía liberada es almacenada en forma de ATP que presenta dos enlaces de fosfato con alta energía que almacenan cerca de 11 mil calorías, cada uno, por mol de ATP; de aquí los términos fosfato de alta energía o fosfágeno, comúnmente utilizados para denominar a este compuesto.

Las reservas musculares de ATP, incluso en el deportista bien entrenado, son suficientes sólo para mantener la actividad muscular durante escasos segundos (3 o 4), por lo que se requiere un continuo aporte de ATP para mantener el metabolismo del músculo y continuar con el desarrollo de la actividad motriz.

 

Tipo de fibras

Los músculos esqueléticos están compuestos por un número elevado de fibras musculares, de las que existen varios tipos que difieren fisiológica y metabólicamente entre sí. Además, los distintos músculos poseen proporciones variables de estas fibras, variando de un individuo a otro.

En general, y teniendo en cuenta sus propiedades fisiológicas (velocidad de contracción) y metabólicas (capacidad oxidativa) se clasifican en cuatro tipos de fibras: I, IIA, IIB y IIC.

Las fibras de tipo I son de contracción lenta y metabolismo aeróbico, presentando abundantes mitocondrias por lo que tienen alta capacidad oxidativa y baja capacidad glucolítica. Las fibras de tipo II son de contracción rápida.

Las IIA tienen altas capacidades oxidativas y glucolíticas (fibras de contracción rápida oxidativas), las IIB tienen baja capacidad oxidativa y alta capacidad glucolítica (fibras de contracción rápida glucolítica), y las IIC presentan capacidades intermedias.

Si se considera esta clasificación, en la resíntesis de ATP en el músculo contribuyen varios sistemas energéticos a través de dos mecanismos: uno anaeróbico (fibras tipo IIB) y otro aeróbico (fibras tipo I).

La diferente demanda y utilización de estos sistemas energéticos dependerá de la intensidad y duración del trabajo muscular y de las características del tipo de fibras de los músculos seleccionados para dicho trabajo.

 

Mecanismo Anaeróbico

Este mecanismo está integrado por dos sistemas energéticos: 1) el sistema energético del fosfágeno o vía anaeróbica aláctica, conformado por el ATP y la fosfocreatina. 2) El sistema energético del glucógeno y el ácido láctico o vía anaeróbica láctica, integrado por la glucólisis anaeróbica.

Este mecanismo anaeróbico es, en particular, importante en tres condiciones: para la actividad mecánica en el tipo de fibra muscular más anaeróbica (IIB), en todos los músculos al inicio del ejercicio y cuando la demanda de ATP excede la velocidad máxima de producción aeróbica.

 

Mecanismo Aeróbico

En el mecanismo aeróbico la producción de energía depende de la presencia de oxígeno.

En las mitocondrias tiene lugar la fase oxidativa; que, a diferencia del proceso glucolítico, el cual utiliza como fuentes de energía potencial a los carbohidratos, el mecanismo oxidativo aeróbico incluye, además a los ácidos grasos libres y a los aminoácidos.

La fuente principal de azúcares proviene del glucógeno muscular. Por lo tanto, la vía oxidativa es más lenta que la anaeróbica, de mayor duración y más económica, liberando cantidades considerables de energía. Una vez que cesa la actividad muscular, la recuperación de las reservas energéticas inmediatas se realiza exclusivamente por vía aeróbica.

 

Referencias de consulta:

- López de Rego J. Estudio de los cambios morfológicos y funcionales de las fibras musculares estriadas esqueléticas en atletas de élite. Tesis Doctoral. UCM Madrid. 1998.

- Olmo J. Análisis de la fuerza muscular de los atletas españoles de alto nivel estudiada mediante técnicas isocinéticas. Tesis Doctoral. UCM. Madrid. 1996.

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