FilosofíaA

Apostar por la sabiduría

Necesario, reflexionar en sí mismo con gran serenidad

Apostar por la sabiduría
Necesario, reflexionar en sí mismo con gran serenidad

La filosofía práctica concibe a la filosofía como un espacio de reflexión para abordar el tema de la condición humana, el cual está contemplado en el programa de filosofía más importante, y su estudio requiere una interpretación holística.

Filósofos como Duran, Hadot, Harpur y Brenifier conciben la filosofía como una reflexión del alma que indaga en lo más profundo de sí misma para interpretar su propia verdad. Esta forma de filosofar es -dice Brenifier- “una lógica de la eudaimonía que reflexiona en la felicidad y en las virtudes”.

La sabiduría es una actitud que se sustenta en la reflexión personal del individuo, porque hay una esencia divina en el corazón humano.

Para saber de esta esencia individual es necesario reflexionar en sí misma/o con mucha serenidad; para conseguir un estado de paz se requiere que el sistema nervioso no esté excitado, la sangre no tenga toxinas y el intestino procese un buen microbiota para que el cerebro procese pensamientos lúcidos.

El ser humano es un ser holístico, el conocimiento de sí mismo no se da solo racionalmente, se requiere procesar un pensamiento complejo que incluya lo sensible, el cuerpo y la mente.

El problema con trabajar exclusivamente la racionalidad es que se convierte en conceptualización y en ocasiones se vuelven conceptos incomprensibles.

Para bachillerato es importante realizar una filosofía práctica como lo entiende Brenifier, porque reflexiona en la vida cotidiana y se pregunta sobre el ser individual.

Si en la materia de filosofía y en todas las materias del AHS solo se enseña con base en razonamientos y lógica, es posible que el joven elabore buenos argumentos, pero no alcanzará la cognición del ser más profundo de sí mismo/a, que está en la psique que simboliza al alma.

Desde el alma puede desarrollar la virtud del amor, la fuente más poderosa del ser humano que, incluso, lo convierte en un ser feliz.

El profesor de filosofía tiene que actuar dentro del salón de clase con sabiduría, por lo tanto, debe actuar dando amor a sus estudiantes, impartiendo una clase con la energía amorosa que nos lleva a profundas transformaciones del espíritu y hacer trascender a  la materia.

La filosofía tiene que alcanzar la episteme del alma. Esta cognición debe obtenerla a través de la intuición. Para despertar la intuición se requiere una dieta “verde”, pues la intuición es un conocimiento muy sutil, que no se alcanza si el cuerpo posee muchas toxinas y si el cerebro se embota por consumir alimentos ultraprocesados y carne.

Cuando se piensa intuitivamente se alcanzan niveles de cognición certeros que nos dan confianza, que nos otorgan valentía, fuerza psíquica y se contempla desde una altura espiritual; entonces, se pueden sobrepasar obstáculos, se atraviesan más fácil las dificultades, se ve con un abanico muy abierto y el ojo psíquico comprende en plenitud la situación y sabe enfrentar problemas con lucidez.

Se requiere estar en contacto con la naturaleza, porque el aire, el sol y la tierra animan la mente y el alma se vuelve luminosa y lleva a cabo la solución más creativa en una situación de conflicto.

La reflexión filosófica es un ejercicio del pensamiento complejo, tiene que sumar interpretaciones, unir enfoques como los que nos aportan la sensibilidad, la experiencia personal y la intuición, así como la pasión y la imaginación.

Duran también señala que en Oriente la sabiduría tiene que ver con el culto a la gran madre, es decir, que se abre una dimensión para el conocimiento de lo femenino, es entonces un discurso que debe verse con lo profundo del corazón.

Por eso no es posible ser riguroso en el aula, ya que si es sabiduría, es necesario que estemos abiertos al proceso de pensar que siempre está en movimiento, que se transforma porque siempre busca la verdad múltiple.

La sabiduría, explica Duran, es un saber que cada uno efectúa por sí mismo; no se trata tanto de repetir autores, cada alumno tiene que pensar por sí mismo y elaborar en su propio lenguaje, la interpretación que efectúa del tema.

La sabiduría empieza en un diálogo consigo mismo, dice Duran, y este diálogo es una parte creativa del ser humano. Si se aplica la sabiduría en clase, se realiza un pensamiento vivo, pues se actualiza el filósofo que se estudia para aplicarlo a la vida cotidiana, y esto recibe nuevos caminos del entendimiento filosófico.

También se puede hablar de pensamiento radial, lo cual significa que la mente se mueve en todas direcciones; entonces, el individuo que piensa es capaz de entender desde varios enfoques una realidad, así obtiene un pensamiento más agudo.

Esta formulación compleja lleva al individuo a tratar de comprenderse y entender al otro, y nos lleva a construir armonía con la comunidad, a esto en parte se llama felicidad. Al ir acompañado de un profundo amor, su energía permite ir construyendo espacios de armonía.

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