Una de las tortugas adoptadas para su liberación

LorCon su asistencia virtual, apoyan activamente la preservación de esta especie.

LorCon su asistencia virtual, apoyan activamente la preservación de esta especie.

El pasado domingo 14 de junio, jóvenes cecehacheros de cuarto semestre de Biología II con la profesora Angélica Galván Torres, fueron testigos desde sus hogares de un emotivo acontecimiento suscitado en las costas de Tecolutla, Veracruz. Se trató de la liberación de más de 50 tortuguitas lora (Lepidochelys kempii), actividad realizada por hace más de 10 años a cargo de la asociación civil Vida Milenaria.

A partir de este evento surge la práctica de campo virtual: “Adopción y liberación de tortuga lora”, impulsada por Galván Torres con el objetivo principal de reforzar los aprendizajes adquiridos en el tema “Biodiversidad y conservación biológica”, específicamente del subtema Desarrollo Sustentable, de Biología II, al reconocer el desempeño de una asociación civil en la gestión de la sustentabilidad, así como la importancia de estos programas para el uso, manejo y conservación de la biodiversidad.

La idea de llevar a cabo esta práctica de manera virtual, surge a partir de las condiciones de contingencia por las que estamos atravesando actualmente, “el tener que trabajar a distancia, me encontré con un reto y a la vez una oportunidad de innovar”.

La participación de los alumnos no sólo fue de espectadores, sino también fueron parte del evento, al adoptar a una de las tortugas bebé, darle un nombre y un mensaje con el que las despedían. En total, fueron 15 jóvenes de los grupos 442A, 457A, 463A y 447A que participaron, de forma voluntaria, en la liberación y que se dieron cita el domingo en una reunión virtual en ZOOM con el campamento tortuguero, “a la distancia observamos a cada tortuguita en una canastilla con su nombre y mensaje. Cuando fueron liberadas pudimos seguir virtualmente su recorrido en la playa hasta el mar y la manera en que nadaron orientadas por la posición del sol”, señaló Angélica Galván quien, junto a su familia, disfrutó de la transmisión.

No cabe duda que el amor de la bióloga Angélica Galván por la naturaleza es transmitida a los jóvenes de manera muy significativa. Emoción y satisfacción fueron los sentimientos que les dejó esta experiencia y que replicarán a la gente que les rodea con el fin de generar conciencia sobre la importancia de la conservación biológica. Además fueron reconocidos con un certificado de adopción, lo cual fomenta el aprecio por la naturaleza en los programas de educación ambiental.

Para los jóvenes participantes de la experiencia fue muy emotiva y, a pesar de ser a distancia, pareciera que realmente lo había vivido, como bien lo mencionó Salvador Jiménez Juárez “nos permitió ver los esfuerzos que se hacen para conservar la biodiversidad, valoro aún más, la dedicación y trabajo de las personas involucradas en este tipo de actividades. Personalmente, considero que aportamos un granito de arena en beneficio del planeta”.

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