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Defienden su neutralidad

Debe servir a la humanidad, no a intereses: González Jara

Defienden su neutralidad
Debe servir a la humanidad, no a intereses: González Jara

La ciencia es una estrategia de conocimiento hecha por y para el hombre y está al servicio de toda la humanidad, “no hay que perderlo de vista porque no puede dejar llevarse por motivos o intereses políticos, económicos, religiosos o conflictos bélicos que condicionen su desarrollo”, sostuvo David González Jara, doctor en Bioquímica por la Universidad Rey Juan Carlos I, de España.

Tampoco tiene que plegarse al afán de conocimiento o intereses personales de los científicos, aseveró al ofrecer la conferencia “Ciencia canalla, el mal uso de la investigación”, organizada por Ciencia a Distancia de la UNAM, resultado del libro homónimo de su autoría.

La ciencia tiene que estar separada de dichos aspectos, aunque no siempre ha sucedido, ya que, en muchas ocasiones, recordó, su avance ha ocurrido cuando había guerras mundiales y no con el objetivo de ayudar a la humanidad, sino de impulsar a determinados países a ganarlas.

Para el enfoque de esta charla, dijo, hay que decir que la ciencia es una estrategia de conocimiento que permite interpretar la realidad, por medio de la investigación básica, para conocer lo que sucede a nuestro alrededor, donde el cerebro busca interpretar y no se conforma con explicaciones sin sentido.

La investigación básica, continuó, se lleva a cabo sin el objetivo de encontrar una aplicación inmediata; en tanto que la investigación aplicada se desarrolla con el objetivo de resolver problemas y mejorar la calidad de vida, es el caso de instrumentos, fármacos o vacunas.

Al hablar sobre cómo la ciencia ha sido mal utilizada, tergiversada o manipulada, en pos de legitimar aspiraciones científicas, de poder o ideológicas, el jefe de departamento de Ciencias en el CEO, El Mirador de la Sierra en Villacastín, ofreció algunos ejemplos.

Uno de ellos fue, el Estudio Tuskegee. El cual dejó sin tratamiento para la sífilis, por el bien de la humanidad, a la población rural afroamericana de los del sur de los Estados Unidos entre 1932 y 1972, para ver cómo se deterioraba su salud. El 99 por ciento de los habitantes no recibió tratamiento.

Otro fue el uso de la ciencia durante el Tercer Reich, en Alemania, donde por motivos bélicos e ideológicos se permitió a varios científicos hacer experimentos en seres humanos sin su consentimiento, para ganar la guerra y ampliar sus conocimientos en ese campo.

Estas víctimas confinadas de los experimentos desarrollados por médicos nazis fueron en una gran parte judíos, eslavos y gitanos, y posteriormente asiáticos.

Quizás no se pueda comprender lo sucedido, expuso, pero podemos conocerlo para evitar que se repita, pues si se quiere que la ciencia siga siendo una obra de arte colectiva para toda la humanidad es importante aprender de los errores del pasado, concluyó el autor de los libros Las moléculas de Vida, ganador del Premio Europeo de Divulgación Científica 2018, y El encantador de saltamontes, ganador del Premio Prisma de Divulgación Científica 2014.

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