Los plaguicidas provocan la pérdida de interacciones ecológicas al extinguir especies clave para su funcionamiento y en medidas extremas puede afectar enormemente la fenología de la vegetación y, por lo tanto, los ciclos reproductivos de varios insectos y otras especies, advierte Manuel Becerril González, profesor del plantel Sur.
En su artículo “Una síntesis sobre algunos efectos de los plaguicidas en aves asociadas a zonas de cultivo”, publicado en el número 4 de la revista Química, destaca que los compuestos químicos utilizados en zonas de cultivo para controlar plagas pueden tener efectos negativos sobre las aves que se alimentan o se distribuyen en dichos lugares y debemos ser conscientes.
Los plaguicidas, explica, son compuestos químicos utilizados en su mayoría en zonas agrícolas para eliminar o controlar diversos tipos plagas como grillos, saltamontes o langostas (Orden Orthoptera), chinches (Orden Hemiptera), escarabajos (Orden Coleoptera), larvas o adultos de mariposas (Orden Lepidoptera), ácaros, moluscos, nemátodos (gusanos redondos), hierbas, hongos, bacterias, virus, roedores, etcétera.
De ahí que tener conocimientos sobre los plaguicidas minimiza riesgos ambientales y puede evitar una futura crisis en la disponibilidad de alimentos.
Actualmente, se reconocen los efectos del uso de organofosforados y carbamatos en el ambiente, la flora y la fauna, y también que pueden afectar la salud de las personas que los consumimos.
En su texto, el docente del Área de Ciencias Experimentales señala que se han hecho diversos estudios sobre los efectos de los plaguicidas en las aves, los cuales causan daños a corto, mediano y largo plazo.
“En el caso de los 22 insecticidas y dos fungicidas más utilizados en Estados Unidos de América, en el 100% de casos las aves son las que resultan mayormente intoxicadas con dichos compuestos”.
Por ello, es importante tener conocimiento sobre las especies pues “nos puede ayudar a ir sustituyendo plaguicidas costosos que causan daños al ambiente y, por ende, a la humanidad, siempre y cuando tengamos la sabiduría de analizar los datos y confiar en la información científica que evidencia esta situación”.
Además, puntualiza, es responsabilidad de todos mantener ecosistemas sanos y hacer evaluaciones acerca del uso de plaguicidas y buscar alternativas que los sustituyan.
