MARÍA ELENA NÚÑEZ GUZMÁN

María Elena Núñez Guzmán

Ha sido pilar en el Taller de Lectura y Redacción

María Elena Núñez Guzmán
Ha sido pilar en el Taller de Lectura y Redacción

Tras 45 años de impartir el Taller de Lectura y Redacción, María Elena Núñez Guzmán ya planea jubilarse. Su actividad docente en el plantel Naucalpan arrancó un miércoles, lo recuerda bien. Era el 2 de julio de 1975.

En entrevista telefónica, rememora aquellos momentos que la marcaron de por vida: “El colegio recibía a su segunda generación de alumnos y profesores cuando yo lo conocí. Los primeros maestros, jóvenes en su mayoría provenientes del movimiento estudiantil del 68, se organizaban en seminarios de área para diseñar las estrategias de enseñanza-aprendizaje. Era la mejor manera de incidir en el ideario del Colegio”.

La maestra conoció la convocatoria para ser docente del CCH en la Facultad de Filosofía y Letras, donde estudiaba Letras Hispánicas. Tras acreditar cada etapa del examen filtro, fue aceptada.

Núñez repasa la vida académica de hace casi medio siglo: “Todos éramos pioneros en este nuevo proyecto de educación media superior; había un entusiasmo general. Alumnos y maestros nos reuníamos en acaloradas asambleas para discutir los asuntos del CCH. Éramos un gran equipo. Siempre abiertos y dispuestos a aprender y a enseñar. Nuestros estudiantes de las primeras generaciones han marcado al país”.

En ese sentido, siempre tuvo muy clara la naturaleza estudiantil: “Los estudiantes, adolescentes ayer y hoy, son siempre los mismos: inquietos, rebeldes, desorganizados y reacios para leer y escribir, pero es justamente durante su estancia en el Colegio que maduran en su desarrollo emocional e intelectual, y entonces el milagro ocurre: los chicos y las chicas aprenden a aprender, y lo hacen leyendo y escribiendo”.

Hasta siempre

El jueves 29 de octubre de 2020, María Elena Núñez dio su última clase, en línea, en el plantel Naucalpan. Como toda despedida, ésta no estuvo exenta de nostalgia: “Llorando, me levanté de la silla. No tuve ánimo para decir nada a nadie. Pero no, no puedo irme así, me dije, sin por lo menos mencionar un gracias a quienes fueron mi segunda familia: autoridades, compañeros profesores, personal administrativo, trabajadores, muchas personas, tantas, porque de todos ellos recibí siempre una sonrisa, una palabra amable o ideas que enriquecieron mi modo de entender el mundo”.  

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