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Debe procurar el cuidado de sí misma

El conocimiento de su naturaleza y de su cuerpo debe ser una parte fundamental de su educación

Debe procurar el cuidado de sí misma
El conocimiento de su naturaleza y de su cuerpo debe ser una parte fundamental de su educación

El ser mujer en nuestros días posee varios enfoques, pues tiene que ver con aspectos biológicos, sociales y simbólicos.

La perspectiva de género enfoca este tema desde el aspecto social, desconociendo otros factores como el cuerpo; que por sus funciones naturales como la producción de estrógenos, la conducen a determinadas actitudes, como su capacidad de cuidado por la sensibilidad y calma; ésta, a su vez, condicionada también por la oxitocina que produce, a esta actitud pacífica y de bienestar interior, la tradición la llamó naturaleza femenina.

Esta naturaleza requiere de mirar de otra forma las condiciones de la mujer, ya que en las tradiciones espirituales, en poblaciones donde se festeja la cercanía de la mujer con la Tierra Madre, se ve su útero como una posibilidad de estar en sintonía con el poder creativo del Universo.

Pienso que hay que enfocar el tema de ser mujer con una interpretación múltiple. La biología determina los estados emotivos de la mujer: el funcionamiento de las hormonas, en la época de la menstruación, afectan los estados de ánimo y le permiten una forma de visualizar el mundo diferente al del hombre, pues el cerebro de la mujer es más holístico.

Asimismo, por ejemplo, la sangre menstrual, dice Mayella Almazón, neurocientífica y psicolingüista que estudió en la Universidad de Essex, es rica en células madre que se adaptan al cuerpo para curarlo, pero también generan reacciones cerebrales que hacen que una mujer mire el mundo con mayor lucidez.

Durante el ciclo menstrual se gestan sustancias valiosas, señala Mayella Almazón, pues nutre la sangre del cuerpo de la mujer que irradia en el cerebro una comprensión lumínica que llevan a estar cercana a la naturaleza, al sol, a la luna; despierta una conexión extraordinaria con los niños y su familia.

 

Sensibilidad no es debilidad

No es que la mujer, al ser más sensible, sea débil. Esa manera de concebir la sensibilidad femenina corresponde a una visión masculinizada, que cree que ser racional posee un grado mayor de comprensión; sin embargo, el puro aspecto lógico y racional es limitado para percibir la multiplicidad de aspectos de lo humano que requiere para su comprensión muchos perfiles de conocimiento. La sensibilidad femenina la conecta de una manera muy profunda con sus seres queridos.

En la actualidad, estos aspectos plantean paradojas, ya que en el pasado las mujeres no tenían otra opción más que estar en el hogar y en muchas ocasiones eran hogares en los que la mujer era sumisa, abnegada y sin libertad.

Eso no sucede hoy en todos los hogares, pues el primer feminismo de la década de 1960 otorgó conciencia a la mujer y la liberó en gran medida, de hogares asfixiantes.

Pero en la actualidad, en algunos espacios de trabajo, las mujeres también encuentran un cierto grado de asfixia, sobre todo si también tienen familia, pues demanda una labor agotadora y, si no hay comprensión y cooperación por parte del hombre, trabajar fuera de casa es sumamente agotador.

El cuidado ético de los hijos y de la familia necesita serenidad y si la mujer va a una oficina, pierde esa serenidad, entonces su comprensión de cómo educar éticamente a sus hijos y cómo resolver sus problemas se ve menoscabada.

El 17 de agosto de 2025, The New York Times publicó un artículo de Michelle Goldberg: “Cuando la ideología y la realidad de una antifeminista chocan”, el cual plantea una serie de paradojas de nuestro mundo para las mujeres.

Señala que las mujeres quieren buscar refugio, pero que no lo encuentran en el “mundo brutal del hogar”. Por otro lado, reseña cómo algunas mujeres desean regresar al hogar después de haber tenido un empleo, pero existe el problema de que este tipo de mujeres, cuando salieron a las empresas, no estaban preparadas para cuidar de sí mismas.

Regresar al hogar resulta peligroso, dice la autora del artículo, el que algunas mujeres tengan que depender de un hombre por una supuesta su sumisión.

Considero que estas contradicciones podrían solucionarse si la educación de las mujeres tuviera como máxima prioridad el conocimiento de sí mismas y de su cuerpo. Y que este tema sea prioritario en la educación.  

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