Fiesta científica y tecnológica

Investigar para aprender y solucionar problemas rebasa el ámbito escolar. No se trata únicamente de presentar algo como novedoso, sino de buscar alternativas que nos ayuden a existir de la mejor manera. Algunas de las respuestas facilitan aspectos muy sencillos y prácticos del día a día; otros trascienden en áreas como la medicina o la ingeniería: en todo caso, la innovación revoluciona la vida, los hábitos y el pensamiento. Y en nuestro contexto histórico, asistimos a una serie de cambios acelerados, por lo que a menudo tarda la cultura en comprenderlos e integrarlos en la cotidianidad.

Entonces cobra sentido el papel de la escuela, pues ésta facilita procesos de cambio de paradigmas, propicia el desarrollo de habilidades y favorece la observación, la lectura, la indagación y el análisis, además de promover un repertorio de valores y actitudes como la apertura hacia el trabajo en equipo, la organización, el compromiso, el uso responsable de la tecnología y, por supuesto, el afán por el saber.

También otras actividades como concursos, muestras y exposiciones, en las que se socializa lo logrado, como la Feria de las Ciencias, la Tecnología y la Innovación, conllevan valiosos aprendizajes que provocan cambios profundos en las percepciones o ideas generalizadas, como la de que hacer ciencia en México no es una alternativa de estudio ni desarrollo profesional. Por el contrario, aunque implique esfuerzo, es viable, conveniente y urgente. El bienestar social depende en gran medida de ello; es cuestión de no perder de vista los principios universitarios y defender con convicción un interés genuino, además de conservar la curiosidad, la reflexión y la creatividad.

Las condiciones ambientales, económicas y políticas son desafiantes, por lo que es preciso luchar por la vida y prepararse para proponer soluciones con el fin de visualizar un mejor futuro. La juventud representa la continuidad de lo que se ha ganado y la posibilidad de enmendar los desaciertos.