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Contribuye a erradicar conductas nocivas en adolescentes

Se promueve la empatía y la comprensión interpersonal; reduce el riesgo de agresión

Contribuye a erradicar conductas nocivas en adolescentes
Se promueve la empatía y la comprensión interpersonal; reduce el riesgo de agresión

La violencia en la adolescencia es un fenómeno complejo que afecta tanto al desarrollo individual como a la convivencia social.

Frente a esta problemática, diversas investigaciones han señalado que el arte puede ser una vía efectiva para trabajar y transformar conductas violentas en jóvenes.

Esta perspectiva se fundamenta en que el arte facilita la expresión emocional, la reflexión y la comunicación, elementos esenciales para la gestión de conflictos internos y externos.

Según Malchiodi (2005), el arte terapia ofrece un espacio seguro donde los adolescentes pueden explorar y expresar sentimientos difíciles de verbalizar, como la ira, el miedo o la frustración, que muchas veces se manifiestan a través de la violencia.

Esta expresión simbólica permite una catarsis emocional y favorece la construcción de nuevas formas de afrontamiento. Además, el arte promueve la empatía y la comprensión interpersonal, disminuyendo la tendencia a la agresión (Kramer, 1971).

Diversos programas educativos y comunitarios han incorporado disciplinas artísticas como la pintura, la música, el teatro o la danza para intervenir en contextos donde prevalecen conductas agresivas.

Por ejemplo, De Backer y Vandebroeck (2012) destacan cómo el teatro participativo facilita que los adolescentes reconozcan las consecuencias de sus actos violentos y desarrollen habilidades sociales para la resolución pacífica de conflictos. Asimismo, la música ha demostrado ser un canal poderoso para la regulación emocional y la construcción de identidad positiva (MacDonald, Kreutz y Mitchell, 2012).

Es importante señalar que el arte no sólo actúa sobre la conducta violenta, sino que también contribuye al fortalecimiento de la autoestima y el sentido de pertenencia, factores protectores frente a la violencia (Rubin, 2001). De esta manera, el arte se presenta como una estrategia integral que aborda tanto las causas emocionales como sociales de la violencia en la adolescencia.

Respaldado por múltiples autores, el arte emerge como una herramienta valiosa para trabajar conductas violentas en adolescentes. Su capacidad para facilitar la expresión emocional, promover la empatía y fortalecer la identidad hace que sea una alternativa efectiva y humanizadora para la intervención en contextos de violencia juvenil.

Los eventos recientes no son sólo un llamado a la denuncia y la prevención, sino también a la búsqueda de alternativas humanizadoras que permitan a los adolescentes canalizar sus sentimientos y conflictos internos de manera constructiva.

 

El arte, vía para promover ambientes más pacíficos

El arte, al fortalecer la autoestima, la empatía y el sentido de pertenencia, puede ser una vía poderosa para reconstruir vínculos sociales y promover ambientes escolares más pacíficos y solidarios.

La situación actual subraya la relevancia de integrar el arte en programas educativos y comunitarios como una estrategia integral frente a la violencia juvenil, transformando no solo conductas, sino también las experiencias emocionales que las originan.

Así, el arte se convierte en una herramienta esperanzadora para el cambio y la convivencia saludable en espacios de la UNAM. 

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