Editorial
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Una flama de medio siglo

Una flama de medio siglo

Memoria, orgullo y celebración. Conciencia de lo alcanzado, pero también de los desafíos que traza el porvenir. Valoración del pasado, confianza en el presente y fundada esperanza en el futuro.

Considero que esta ecuación describe este momento en que el Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM llega a sus primeros 50 años de vida, tiempo en el que se ha consolidado como una referencia vital del bachillerato del país.

A lo largo de este medio siglo, el CCH ha demostrado ser una institución sólida, dinámica y en constante transformación, que goza de un modelo educativo innovador y flexible que le permite ajustarse a las teorías pedagógicas más importantes de la educación media superior, así como a los avances tecnológicos contemporáneos.

Una institución que desde su fundación se ha propuesto, a través de su plan de estudios, que sus egresados sean protagonistas de su propia formación, de la cultura de su medio, capaces de obtener, jerarquizar y validar información, utilizando instrumentos clásicos y tecnológicos para resolver con ello problemas nuevos.

Una institución que, gracias a esas características y apoyada en su talentosa y comprometida comunidad académica, ha hecho frente, por ejemplo, a los desafíos en el ámbito de la educación a distancia impuestos hoy por la pandemia mundial de Covid-19.

En el marco de su medio siglo de existencia, vale la pena reafirmarlo hoy, el CCH no ha extraviado la filosofía que lo sostiene: la de fomentar el desarrollo de un alumnado crítico que aprenda a aprender, a hacer y a ser. En ese sentido, también vale mucho la pena hoy desglosar y subrayar ese precepto triple, con el fin de demostrar su vigencia y preservarlo:

  • El alumno será capaz de adquirir nuevos conocimientos por propia cuenta, es decir, se apropiará de una autonomía congruente a su edad.
  • El alumno desarrollará habilidades que le permitirán poner en práctica lo aprendido en el aula y en el laboratorio.
  • El alumno desarrollará, además de los conocimientos científicos e intelectuales, valores humanos, cívicos y particularmente éticos.

 

A esta preceptiva se ha apegado el CCH durante su vital trayectoria de medio siglo. Y gracias a ello ha podido brindar a sus alumnos, generación tras generación, actitudes, valores y habilidades que generan en ellos rigor intelectual, la exigencia, la crítica, el trabajo sistemático y colaborativo, así como dimensiones éticas derivadas de la propia adquisición del saber dentro y fuera de las aulas. La adquisición y desarrollo de ese pensamiento crítico, que es la columna vertebral del CCH, ayuda a los estudiantes a interpretar ideas y a apuntalar su capacidad de autoanalizarse para que se reconozcan como seres sociales, históricos y humanos.

 

Contenido

En este número especial dedicado a conmemorar medio siglo de vida del CCH, el lector hallará información acerca de los orígenes y fundamentos de la institución; la historia de cada uno de sus cinco planteles; testimonios muy relevantes de sus funcionarios y maestros fundadores.

Asimismo, encontrará datos acerca de la inversión económica original y tiempos de construcción; una numeralia que sintetiza su desarrollo académico y varias páginas dedicadas a sus estudiantes destacados, no sólo en el ámbito científico y humanístico, sino en el deportivo, cultural y, desde luego, cómo han representado a su Colegio a través de los intercambios académicos nacionales e internacionales.

Mención especial merecen las historias sobre integrantes de una misma familia que han cursado sus estudios, con convicción y éxito, en alguno de los planteles del CCH. Esos testimonios, a los que podríamos denominar ‘linaje cecehachero’, dan cuenta del tremendo arraigo que la institución suele generar en la población que requiere estudiar el bachillerato.

Pero ese arraigo tiene explicaciones profundas que han animado la vida del CCH en estos primeros 50 años. Su liderazgo académico a nivel nacional es posible gracias a la irrenunciable libertad de cátedra, la pluralidad, la tolerancia y el respeto de las ideas que se privilegian en la comunidad, todo ello como medio de entendimiento para resolver las diferencias, lo cual favorece no sólo una enseñanza de calidad, sino el equilibrio entre las humanidades y las ciencias.

 

Dr. Benjamín Barajas Sánchez

Director General CCH